Hay un momento trágico en la película Las Horas (Stephen Daldry, 2002) en el que el personaje interpretado por Meryl Streep le cuenta a su hija que hubo una mañana en su vida, cuando despertó junto a Ed Harris, en que pensó que a partir de aquel momento vendría la felicidad, que la vida estaría llena de momentos como ese, sin darse cuenta de que la felicidad era sólo aquel momento.
Oh! Las imagino como dos ángeles adolescentes mirando Berlin. Sería una versión menos Wim Wenders, más Elena Martín o Isabel Coixet. Qué seríamos sin las útopías, lleven nombres de ciudades o amores o mundos nuevos. En mi ventana con puerto el cielo está gris sin atenuantes, aunque en el fondo de cada brote de este paisaje se sospecha un verde flúo, un rojo labial. La primavera, hermana de todas las utopías, siempre cumple.
Oh! Las imagino como dos ángeles adolescentes mirando Berlin. Sería una versión menos Wim Wenders, más Elena Martín o Isabel Coixet. Qué seríamos sin las útopías, lleven nombres de ciudades o amores o mundos nuevos. En mi ventana con puerto el cielo está gris sin atenuantes, aunque en el fondo de cada brote de este paisaje se sospecha un verde flúo, un rojo labial. La primavera, hermana de todas las utopías, siempre cumple.